EL JUEGO EN LA
ETAPA MODERNA:
En el
Renacimiento el juego infantil recupera su importancia y se revitalizan los
juegos al aire libre como el de la pelota
o la cuerda, o juegos de interior como las muñecas o las cajas sorpresa.
La importancia
del juego en la vida se refleja en las numerosas obras de arte que tratan este
tema.
En el siglo XVII
surge el pensamiento pedagógico moderno, que concibe el juego educativo como un
elemento que facilita el aprendizaje. Los juegos de la época testimonian la
buena voluntad de quienes pretenden poner en marcha una nueva pedagogía basada
en la dulzura y el placer. Aparecen el juego de la oca y juegos instructivos
para enseñar historia o geografía, entre otras disciplinas.
En el siglo XVIII
el juego como instrumento pedagógico se impone con fuerza entre los pensadores.
La búsqueda de un sistema educativo útil y agradable se convirtió en una obsesión
para los responsables de la educación, que mayoritariamente era impartida por
la iglesia.
La educación y la
infancia también se convirtieron en temas preferentes del pensamiento, y en
este contexto el juego adquirió una gran importancia como instrumento pedagógico.
EL JUEGO A PARTIR
DEL SIGLO XIX
En el curso del
siglo XIX, con la revolución industrial en marcha, los niños y niñas tienen
poco tiempo para jugar. Sin embargo surgen un gran número de juguetes que
ampliara las propuestas de juego, como por ejemplo los juegos de construcción.
Frobel fue quien
abiertamente reconoció la importancia del juego en el aprendizaje, estudio
diferentes tipos de juegos e indico que el juego y los juguetes podían ayudar a
desarrollar las capacidades e inteligencia de los niños.
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